Pastillas contra el miedo

Científicos de la Universidad de Emory, en Atlanta, han hallado una molécula que, según creen, podría evitar el síndrome de estrés postraumático que suele afectar a los supervivientes de accidentes, atentados, guerras o catástrofes naturales. El medicamento debería usarse con carácter preventivo, después de la desgracia y antes de que se desarrollen los síntomas del trastorno, como las memorias intrusivas del dolor y la destrucción, que pueden llegar a debilitar a la persona e incapacitarla para ejercer su trabajo con normalidad. En esta crisis económica interminable no sería difícil imaginar un número creciente de sectores y colectivos candidatos a la medicación, desde familias hipotecadas y desahuciadas hasta parados de eterna duración, pasando por niños desnutridos y jóvenes sin esperanza. Sería mejor evitar los sucesos traumáticos que medicar a los traumatizados; impedir las guerras y los atentados o erradicar los accidentes de tráfico y los incendios, el desempleo y las cláusulas hipotecarias, el hambre y desolación y otras fuentes de la infelicidad humana.  La farmacología del miedo no deja de tener un ángulo paradójico, porque hay pocas cosas que asusten tanto a la gente como que alguien ande jugando con la bioquímica de su cerebro, con la fisiología profunda de sus motivaciones. Lo más chocante no es que todos suframos el espejismo de llevar las riendas de nuestra vida: es que queramos seguirlo sufriendo.

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Fuentes de Información:

El país